Quienes quieran conocer nuestra comunidad Luterana en Magallanes o nuestro Colegio estos son los enlaces
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Siempre bienvenidos
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Querida Congregación:
La doctrina protestante, luterana y evangélica denominada el Sacerdocio Universal de los Creyentes, basada en 1ª Timoteo 2.5 que dice: "Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" ; nos indica que en lo que se refiere a la fe y la salvación, los cristianos tienen una relación directa con Dios sin necesidad de la mediación de un pastor, sacerdote o funcionario religioso cualquiera sea el status que tome.
Esto, es afirmado fuerte y claramente, ante el mal uso del “poder de la llaves” el que posibilitaba ser embajadores de perdón reconciliación; era usado como arma disuasiva ante los que tenían voz diferente, a que se les dejaba fuera de la mesa y se les cortaba el puente (pontífice) hacia Dios.
Lutero afirma en su libro: “A la nobleza cristiana de la nación alemana” (1520)
“Con gran habilidad los “romanistas” se circundaron de tres murallas, con las cuales se protegían hasta ahora, de modo que nadie ha podido reformarlos y con ello toda la cristiandad ha caído terriblemente. Primero: cuando uno quería obligarlos por el poder secular, establecían y manifestaban que el poder secular no tenía ningún derecho sobre ellos, sino, por el contrario, el poder eclesiástico estaba por encima del secular.

Segundo: si uno quería censurarlos mediante las Sagradas Escrituras, le objetaban que interpretar las Escrituras no le correspondía a nadie sino al Papa. Tercero: cuando uno los amenazaba con un concilio, inventaban que nadie puede convocar un concilio sino el Papa. De esta manera, nos hurtaron subrepticiamente los tres azotes para quedarse sin castigo, y se hicieron fuertes detrás de la protección de estas tres murallas”.
También en “La Cautividad Babilónica de la Iglesia”, se nos muestra que los sacramentos eran usados de la misma manera, es decir, como un arma, o premio y castigo a la sumisión.
Altamente valiosa es la palabra: “… Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…” 1ª Pedro 2:9.
Sin embargo, esta enseñanza ha generado una distorsión frente a la cual debemos tener cuidado; el ministro, pastor, sacerdote, cura lo que sea no está más cerca de Dios que cualquier cristiano, sino que tiene la misma gracia y el mismo amor, la misma promesa que todos y todas. Pero ésto, tampoco hace a todas las personas expertas en teología, liturgia e historia de la iglesia.

Los pastores y pastoras son personas del pueblo de Dios que han sido apartadas, seleccionadas o delegadas, para obtener una capacitación más profunda, especializada y sistemática en materia de fe. Otras personas que no son ordenadas clérigos, pueden alcanzar la misma su superior calificación en materia de fe cristiana o de fe simplemente; siempre y cuando se preparen, generalmente esto se hace en una Facultad de Teología, pero hay quienes lo han hecho o lo hacen en forma autodidacta.
Específicamente, los pastores y pastoras, reciben de la iglesia el encargo de la Predicación y la Administración de los Sacramentos. El cual aceptan luego de seguir todos pasos establecidos en una ceremonia pública de Ordenación al Santo Ministerio.
La ordenación de por sí, no capacita para ser expertos en gobierno eclesiástico, administración legal y financiera, ni los hace psicólogos ni expertos en relaciones humanas; pero tampoco significa que no puedan saberlo, o tener algunas destrezas en estos campos, ya sea por estudio, por experiencia de vida o de compromiso eclesial; como podría tenerlo cualquier cristiana o cristiano. Las comunidades atendiendo al consejo del Nuevo Testamento, tienen en honor al ministerio pastoral y tienen en general una gran confianza en el testimonio de sus pastores, aunque en materia de pecado nos quepan las generales de la Ley. Y por ello nunca debemos perder de vista la palabra de 1º Timoteo, hay un solo mediador y un solo nombre en el cual podemos ser salvos. (Hechos 4.12; Juan 6:68)
¿Cuál sería la distorsión que se genera de la que hablaba más arriba? Que el hecho de tener una relación directa con Dios y su único mediador, no hace a cada cristiano un pastor o pastora.
En el Bautismo tenemos el comienzo de la santificación donde el Señor nos aparta para vivir el evangelio y testimoniarlo con nuestra vida, en nuestra respectiva vocación, trabajo, profesión, como patrones o empleados, como vecinos, como funcionarios del estado, agricultores, militar, policía o pescador, etc. El bautismo nos llama a que nos comportemos conforme a lo creemos y esperamos.
Que las capacidades, representaciones, estudios, experiencias y trayectoria, no nos hace pastor a cada cristiano en el sentido de que cada uno se atribuye la ciencia que no tiene (que podría tenerla eso si) ni la unción por parte del pueblo de Dios que llama, examina y le confía a un grupo de sus hijos e hijas esta especifica tarea de garantizar la recta predicación de la palabra de Dios y el administrar el Bautismo y la Santa comunión.
Un maestro y todos hermanos “Unis Magister omnis frates”; salvaguarda de que los pastores se crean más de lo que deben; pero también tiene un aviso de que alguien menosprecie la enseñanza y la predicación, al pensar que sólo me dejo enseñar por Jesús en una aprehensión directa de su Palabra
Por otro lado, debo decir que, si más personas se sienten convocadas a participar de lo que es el ministerio pastoral es una gran alegría y bendición, en tanto y en cuanto sigan los pasos que establece la Iglesia y finalmente sean aprobados por la iglesia y ordenados. No es sólo sentirse que tiene la misma vocación, sabiduría o experticia lo que capacita, o extiende el reconocimiento. Si alguien tiene de si un concepto más alto que el que debe tener tenemos un problema, sea un pastor o un laico.
Sacerdocio universal de los creyentes, es el resultado de nuestro Bautismo, y somos enviados a vivir nuestro amor a Dios y al prójimo de la manera en que Cristo nos ama. Formamos un cuerpo con múltiples dones del cual la cabeza es Cristo.
P. Luis Alvarez